La colaboración médica, como programa y acción de solidaridad y humanidad ha acompañado a la revolución desde sus primeros años, aun cuando contábamos con algo más de 3000 médicos para la atención al pueblo, pudimos compartir lo poco que teníamos y allá se fueron voluntariamente profesionales a países tan lejanos como desconocidos.
Los años han pasado y en decenas de países, miles de trabajadores de la salud cubana han prestado sus nobles servicios profesionales a millones de seres humanos, por demás, pobres, desposeídos, sin importar la nación, el color de la piel, la edad o posición política.
Es difícil o casi imposible convocar tantos profesionales, que en horas se movilizan y están en el lugar de los más necesitados, a veces con una bata blanca, un estetoscopio y una mochila, con un mínimo de medicamentos que puedan cargar a sus espaldas, sin importarle otra cosa que salvar y atender a un ser humano. Esta es la solidaridad y el humanismo que caracteriza al médico cubano.
Los seres humanos atendidos por profesionales cubanos, serían incontables, a cuantos se le ha salvado la vida, también innumerables, y siempre de una forma altruista, ética. Con una preparación profesional a la máxima altura, los profesionales cubanos vamos a los lugares más difíciles, de forma voluntaria e incondicional.
Timor Leste, país llamado anteriormente Timor Portugués, está ubicado en Oceanía y fue invadido por Indonesia en 1975, que la ocupó hasta 1999. Más del 80 % de su población es rural y la esperanza de vida no alcanza los 60 años de edad. La evolución de la población estimada se relaciona con diferentes momentos históricos donde mediaron guerras, enfrentamientos civiles y colonización.1
Después de un referéndum de autodeterminación patrocinado por la ONU, obtuvo la total independencia el 20 de mayo de 2002. En el penúltimo mandato, hasta el año 2012, gobernó la nación el premio Nobel de la Paz, José Ramos-Horta, líder que logró una solución diplomática al conflicto con Timor Oriental y estableció diferentes convenios internacionales de trabajo, entre los que cuentan los del campo de la salud y la educación con Cuba.2
La precaria situación higiénico sanitaria y las difíciles condiciones de vida de la población, así como las insuficiencias en la garantía de los servicios de salud, con la existencia de solo 70 médicos formados en 20 años de colonización, de los cuales 43 trabajaban con el Ministerio de Salud (MINSA), condicionaron la presencia de un cuadro de salud muy deteriorado en Timor Leste.3,4
Las elevadas tasas de malnutrición, la anemia en un tercio de las poblaciones infantil y femenina, la alta incidencia de enfermedades transmisibles como la tuberculosis (con la segunda tasa más elevada del Sudeste Asiático), la malaria, el dengue, las enfermedades diarreicas agudas, las infecciones respiratorias, las elevadas tasas de mortalidad materna, infantil, especialmente en menores de cinco años, la elevada fecundidad y una esperanza de vida al nacer de solo 57 años y de vida sana al nacer de 46 años, fueron los eventos que considero demandaron de la colaboración de la Brigada Médica Cubana.4,5
El Programa de Cooperación Médica Cubana en Timor- Leste trajo consigo una formación a gran escala que, aunque no contenía las enseñanzas políticas cubanas, implicaba muchos de los valores de la medicina social de la isla caribeña. Esto fue en gran parte valorado de manera inmediata en Timor Oriental.3
El programa empezó en 2003, poco tiempo después de la independencia, con docenas de médicos cubanos y becas para estudiantes timorenses. Sin embargo, pronto creció al grado de convertirse en el programa de cooperación en salud más grande fuera de Latinoamérica.3
El proyecto visionario y soñador como toda idea del Comandante Fidel Castro Ruz, tuvo que lidiar con los altos índices de analfabetismo e insalubridad, la débil infraestructura, la coexistencia idiomática de español, portugués, indonesio, el tetum y unos 30 dialectos, más un comprensible recelo ante la insólita generosidad.
Con el principio de respetar la idiosincrasia de los timorenses al pedir permiso para interrogarlos, tocarlos, auscultarlos y proponer un tratamiento, la brigada médica cubana ha llegado hasta lugares recónditos donde nunca habían visto un médico, y aun así nos hemos ganado la confianza del pueblo a pesar del choque entre culturas tan diferentes.
Durante estos 15 años la colaboración médica cubana ha contribuido a la calidad de vida de la población de Timor-Leste mejorando los indicadores de salud. Más de mil doscientos cincuenta y siete colaboradores han formado parte de esta brigada, los que con su quehacer diario han brindado al pueblo también las herramientas para cuidar su salud a través de actividades de promoción y prevención de salud acompañados de los estudiantes de la Escuela Superior de Medicina.
La Escuela Superior de Medicina, fundada el 5 de diciembre del 2005 donde la mayoría de los docentes son cubanos, ha graduado hasta la fecha 987 médicos timorenses y en diciembre del 2019 gracias al programa de asistencia y formación médica ofrecido a nivel internacional por el líder histórico de la Revolución Cubana, sobre todo para naciones subdesarrolladas, se dará cumplimiento al convenio firmado por nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y el Presidente de Timor-Leste en el 2005 Mari Alkatiri con la formación de más de 1000 médicos para esta hermana nación.
La expectativa de la Brigada Médica Cubana es continuar contribuyendo al futuro saludable de Timor-Leste, para ello a partir del 2020 existen condiciones para continuar la formación de profesionales, fortalecer superación postgraduada incrementando los cursos nacionales, diplomados, entrenamientos y desarrollar la formación de especialistas de la atención primaria con los médicos egresados de la Escuela Superior de Medicina, lo que contribuiría a continuar modificando el cuadro epidemiológico de esta lejana nación.
MSc. Magali Rivero Villalón.
Especialista de II grado en Estomatología General Integral. Máster en Urgencias Estomatológicas. Profesora e Investigadora Auxiliar.
Conflicto de intereses
La autora declara que no presenta conflicto de intereses para este texto.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
MSc. Magali Rivero Villalón.Facultad de Ciencias Médicas de Mayabeque. Güines, Cuba. Correo electrónico: mriverovillalon@gmail.com
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